miércoles, 15 de abril de 2009

De corcho a la deriva

Y mirando como un niño perdedor,
de no saber nada,
me asiento en tu arena,
caliente y femenina.

Rasgando mis vestiduras de pecado,
en la memoria queda la herida,
testigo de la tarde, gris abierta,
chorro de sangre desolada.

Emerge el cuerpo seguro,
abrazando el interior,
de los tejidos algarinos, beso tu fondo.

Buscando el misterio de la vida,
o tal vez esas respuestas,
que no tienen preguntas.

Borracho de colores provocativos, oxidados...
van surcando las transparencias,
de mi cuerpo plastificado.

De corcho flotando, aparezco a la deriva,
aparentando un naufrágio, con sus velas destrozadas.

No habrá puerto, no..
ni acantilado que me frene,
y si me dejas elegir prefiero,
confundirme en las tardes con tus olas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario